Paseos after hours

Dice el Canalla que anoche dimos el último paseo after hours de la temporada, que no se nos puede dar confianza. Me explico.

Como últimamente hace mucho calor los paseos normales son muchos más cortos, lo justo para que hagamos nuestras necesidades y para casa con la lengua fuera. Por eso al Canalla se le ocurrió acompañarnos por el jardin a dar una vueltecica antes de ir a dormir. Dice que como a esa hora, ya tarde, no hay nadie por la calle nos puede dejar sueltos y así, de paso, comprueba si se puede fiar de nosotros o no.

Yo no sé porqué no habría de fiarse de nosotros, con lo buenos que somos. Vamos, como si alguna vez hubiéramos hecho alguna trastada o algo...

Y así nos salimos los tres, y la Linda que de vez en cuando también se anima. Lo que pasa es que una vez que hemos olisqueado el rastro del resto de perrines del barrio y hecho pipí en cada uno de los árboles del jardincillo pues nos aburrimos de dar vueltas y lo suyo es ampliar el recorrido, pero el Canalla no quiere que salgamos del jardín. El otro día me pegué un escaqueo yo solito y me fui a recorrer el barrio por mi cuenta, que hacía mucho tiempo que no lo hacía. Joé, que cortabollos que son estos humanos. Cuando volví me habían cerrado la puerta y se habían acostado, así que tuve que llamarles ladrando con todas mis fuerzas para que me abrieran. Al principio parecía que no querían abrir, pero joé si abrieron, ellos y medio barrio. Uff, menuda regañina.

Pero la de anoche fue la más mejor, porque me alié con el Cano y nos pegamos unas carreras que pa qué. Una vez terminado el repaso por el jardincillo esperamos a que se despistara el Canalla y salimos arreando. Primero intentó seguirnos y casi nos pilla en el jardin de arriba, pero el Cano, que estaba desconocido el muy perro, aceleró y salió por patas y yo, claro, le seguí.

Despistamos al Canalla y seguimos haciendo nuestro paseo. Hicimos un paseo en condiciones, y nos recorrimos todos los rincones del barrio. Pero estábamos por donde los huertos de arriba y nos salió un enemigo terrible. No sé si fueron nuestros enemigos los boxer, u otro enemigo mucho más peligroso, pues no conseguimos verlo bien. El caso es que el Cano se asustó, dió un grito que pa qué y salió corriendo como alma que lleva el diablo. Y yo, claro, fui detrás por si acaso.

Llegamos a casa en un santiamén, con ese enemigo pisándonos los talones. Ya al doblar la esquina empezamos a ladrar como locos para que salieran el Canalla y la Linda a abrirnos la puerta y que no nos pillara esa cosa tan mala, fuera la que fuera.

Pero el Canalla estaba aún en el jardin esperándonos y tenía una cara muy rara. Yo creo que no sabía si regañarnos por habernos escapado o hacernos mimos por haber vuelto nosotros solitos. Al final nos hizo unos mimos, pero mirándonos con cara rara.

Lo malo es que dice que se han acabado los paseos after hours, y que volvemos a lo de siempre. Si es que es lo que siempre digo, el Canalla es un canalla.

Qué mal rollo, se acabaron los paseos after hours