30.11.04

Incomprensión

Con los humanos uno no sabe a qué atenerse.

Tan pronto le cubren a uno de mimos por no hacer nada, o hacer algo tan simple como meditar panza arriba, como le regañan y le pegan por salir a dar una vuelta por el barrio, a vigilar el vecindario y, de paso, ver si hay algún muy más mejor amiguito con el que jugar.

Tan pronto me dan de comer un rico pollo, cocido expresamente para mí, como me echan la bazofia esa que llaman "comida para perros", que no es más que caca de gato que no hay quien se lleve a la boca.

Hoy, sin ir mas lejos, en lugar de echarme a la fría calle como cada día, como estaba lloviendo, que es algo así como si cayera pipí del cielo, me han dejado que me quede dentro de casa. Pero claro, los muy canallas no me han dejado en el sofá, no, me han encerrado en la cocina, donde ni siquiera hay un mal bocata de pavo a mi alcance ni nada, y desde donde no puedo vigilar lo que pasa por la calle, como me gusta hacer desde el patio.

En cambio, cuando soy yo quien intenta hacerse el remolón para no irse a la calle y seguir meditando dentro de casa no tienen piedad y me echan fuera.

Están locos estos humanos...


No te entiendo
Perplejo me dejan. A los humanos no hay quien los entienda.

25.11.04

Mis muy más mejores amiguitos. Mi novia Carta

Carta es mi novia.

Carta es alta, delgada, elegante, de paticas interminables, educada, tierna... Vamos, lo que se dice toda una perrina sexy y con clase.

Yo me hago el duro ante ella, por eso no quiero mostrar demasiado interés. Ya saben, para castigarla un poquito y tal. Pero ella me sigue y me persigue, más incluso que el resto de perrinas del barrio, a las que también llevo loquitas. Pero a mí, de todas ellas, la que de verdad me gusta, es Carta, aunque me haga el duro y la ignore a veces.

Lo que pasa es que a veces resulta cansado que esta perrina me persiga todo el día.


mi novia Carta persiguiéndomeAlta, delgada, paticas larguísimas...
Esto que me hace ya es casi acoso
Mi novia Carta se pasa el día entero detrás de mí, casi acosándome.

23.11.04

La delación

Me han llamado una cosa muy fea: delator.

Creo que viene a ser algo así como "chivato", que tampoco es muy bonita cosa que digamos.

Como saben, el canalla de mi humano me trata muy mal y me da los paseos de mala gana y con prisas. Normalmente sólo salimos de paseo mi humano y yo, pero el otro día se vino también mi humana.

Para celebrar que estaba toda la familia al completo decidí hacer un paseo ejemplar. Y para eso quise demostrar lo listo que soy y lo bien mandado. Así, yo iba anticipando la ruta que solemos hacer, para que mi linda humana viera que soy muy bien mandadito y me conozco bien el camino.

Así ibamos, tap, tap, tap, giro izquierda, recta, jardín, giro derecha, tap, tap, con la ruta perfectamente memorizada.

Hasta ahí bien, pero la cosa se torció cuando pasamos por delante del sitio ése donde se para mi humano siempre y me deja atadito en la puerta. Es un sitio donde entra mucha gente, el aire casi no se puede respirar y es de color blanquecino, como niebla pero que huele mal, y allí se colocan todos los humanos canallas como el mío, en fila, apoyados, chupeteando unas cosas de cristal de las que beben un agua muy rara.

En cambio, esta vez, en lugar de atarme en la puerta y abandonarme un rato como hace siempre, quiso seguir recto, tirando fuerte de mi correa. Yo, que no soy tonto, sé que en la ruta tocaba parada en el sitio feo ése, y ahí me tienen vds. parado en la puerta. Pero mi humano venga tirar de la correa "vaaaamos, Peluuudo, vaaamos". Pero yo ni caso.

Al final me llevaron casi a rastras, al tiempo que mi humana regañaba muy fuerte a mi humano diciendo no sé qué sobre algo muy malo que le pensaba hacer cuando llegara a casa, me pareció entender algo sobre "retorcer unos cataplines" o cosa por el estilo.

No lo entiendo, mi humana regañaba a mi humano, y mi humano me regañaba a mí diciéndome cosas malas como "delator" y "chivato".

Para una vez que soy bien mandadito...

16.11.04

Rappel canino

Como parece que mis recién adquiridas aficiones futbolísticas les saben a poco a mis humanos, hoy me obligaron a hacer deporte de riesgo, rappel más exactamente.

Sí, como lo están oyendo. Pasaba ya largo tiempo desde la hora en que tocaba mi paseo vespertino, así que andaba yo avisando al canalla de mi humano, que se hacía el loco. Le gimoteaba un poco, le daba golpecitos con la patica en el brazo, le golpeaba suavemente en el lomo con mi hocico. Pero nada, él ahí escribiendo en el ordenador ése que, de muy tarde en tarde, me deja un rato y a regañadientes para que escriba mi crónica canina.

Al fin, conseguí que levantara su pesado culo del asiento y me hiciera caso, lo que celebré con mucha fiesta y mucho salto. Como parecía querer hacerse el remolón de nuevo, le volví a insistir de todos los modos que conozco, incluidos mis mejores saltos, ladridos y aullidos varios.

Algo desconcertado, me puso finalmente el arnés ese y salimos al patio. Una vez allí, cierra de golpe la puerta, se toca en los bolsillos y empieza a aullar unos tacos malsonantes que no reproduciré por deferencia al oído del sufrido lector.

Sólo conseguí entender algo sobre unas "putas llaves" y que estaba muy enfadado. Estuvo un rato dando vueltas por el patio, como dudando qué hacer. Y yo, mientras, ansioso porque no terminábamos de salir a la calle.

Finalmente, se volvió loco. No se me ocurre otra explicación, porque me miró con ojos raros mientras se reía a carcajadas. Entonces, se abalanzó sobre mí, me ató la correa al arnés y me alzó en todo lo alto. Yo, claro, me asusté, pensé que ya iba a hacerme algo malo. A continuación me puso arriba del todo de la verja del patio y me fue dejando caer del otro lado sujeto con la cuerda, a la que iba dando de sí poco a poco.

Y ahí me tienen a mí, muertecito de miedo, colgando como una mercancía, con las cuatro paticas al aire y con vértigo del ver el suelo tan abajo. Descargándome como un mueble. Y claro, no iba a dejar que me hicieran todo eso. Así que me intenté agarrar con las paticas a la valla, para volver a subir. Pero no hubo forma. Finalmente consiguió dejarme a mí fuera y a él dentro, y él mismo, en lugar de usar la puerta como hacen siempre estos humanos, se puso también a hacer el saltimbanqui y saltar la valla.

Así que ya estábamos los dos en la calle. Él riendo y yo muerto de miedo. Pero entonces la cosa se ha normalizado un poco. No sólo eso, sino que he dado uno de los paseos más largos de mi vida, y eso que hacía muucho frío, tanto que hasta yo, que soy muy peludo, notaba algo de fresquín.

Lo raro de este paseo, además de la larga duración, es que hemos pasado muchas veces por la puerta de casa, como si tras darme un paseo se arrepintiese, o le remordiese la conciencia por los malos tratos que me da, y decidiera darme un nuevo paseo, no sin antes volver a soltar algunos nuevos tacos.

Al final hasta yo empezaba a estar un poco harto de tanto paseo y de tanto volver a pasar por la puerta de casa para luego ni siquiera entrar en ella y seguir dando vueltas.

Cuando ya pensaba que la locura de mi humano le había hecho encasquillarse y ponerse a dar vueltas como un tonto para siempre jamás, volvemos a pasar por casa, pero esta vez estaba allí mi adorada humana, con lo que entramos los tres, ¡por fin!, y me hicieron los mimos de rigor.

Yo cada vez entiendo menos a estos humanos. Están locos perdidos ¿verdad?.

Lo del fútbol fue divertido, pero conmigo que no cuenten más para hacer deportes de montaña. Riesgo, lo justo.


13.11.04

Acosado

Me siento acosado. Bueno, y algo celoso también.

Los canallas de mis humanos han traído un nuevo animalito a casa. Es muy raro, tiene una extraña trompa, un cuello muuuuuy largo y un rabito muy muy fino y muy largo. Bueno, a veces es largo y otras parece que lo esconde enterito.

Y oler, lo que se dice oler, no huele a ningún animalito de los que yo conozco. Más bien parece oler a chamuscado. Eso sí, le encanta chupetear el suelo hasta dejarlo reluciente. El muy guarro...

Lo más raro de todo es la forma que tiene de ladrar. Tiene un ladrido de lo más ruidoso y desagradable que había oído nunca.

Lo peor no es tener que compartir casa con él, e incluso que le hagan caso. No. Lo peor es que me acosa.

Sí, ayer estaba yo tranquilamente meditando, cuando se despertó el bicho éste y se puso a hacer esos horribles ruidos que hace. Se acercó a mí... ¡Y me mordió!. Sí, en todo el lomo. Aunque fue un mordisco extraño, pues su trompa se quedó totalmente pegada a mí y como si quisiera engullirme, succionándome vivo.

¡Qué susto! Y que mal rato pasé. Menos mal que el animalejo éste se pasa casi todo el tiempo durmiendo y sólo se despierta cada varios días.

Ahí viene otra vez a acosarme el bicho éste
Miren, miren como me acosa el animalejo éste.




11.11.04

Quiero ser como Beckham

Volvía de mi sagrado paseo vespertino cuando la ví. Ahí estaba, justo en la puerta de casa, con las pintas blancas y negras como un dálmata, redondita, suave, blandita.

Posé mi patica sobre ella y rodó, como invitándome a que la siguiera. Eso hice. La volví a tocar y cambió de dirección. Le puse la otra patica encima y se detuvo. Probé con ambas paticas y pude sujetarla, lanzarla por los aires, dejarla botar, volverla a lanzar con el hocico, correr tras ella.

Creo que era la pelota de uno de los niños del barrio. Olvidada, abandonada a mi merced. Y yo jugando con ella feliz: bote, carrera, salto, parada, golpeo…

Y de pronto, lo ví. El portal abierto, yo frente a la pelota. La oportunidad de mi vida. ¿Sería capaz? ¿Acertaría? ¿De un solo golpe?. No lo pensé más. Tomé carrerilla, apunté, agaché el hocico y golpeé con efecto. Perfecto golazo por toda la escuadra.

Y así me convertí en futbolista y ladrón de un solo hocicazo.

5.11.04

Mis muy más mejores amiguitos. Morgan

Morgan es mi muy más mejor amiguito.

Vive enfrente de casa y a veces coincidimos a la hora del paseo. Nos gusta jugar a las carreras y a las peleas. Él es algo más fuerte (y bestia) que yo, pero yo soy más rápido, así que procuro jugar más a correr que a pelear.

Él es mayor que yo, por eso aprendo cosas nuevas de él. El otro día intentó experimentar una cosa nueva, aunque a mí me pareció raro y salí corriendo enseguida. Consistía en que él se ponía tras de mí y subía sus paticas sobre mi lomo y luego hacía algo extraño con la cadera, una cosa que mi humano llamó "solo mía" o algo así, y que tampoco pareció hacerle mucha gracia.

Cuando no nos vemos en el parque me asomo por debajo de la puerta de su casa, y él hace lo propio cuando le dejan salir. Entonces nos saludamos por debajo de la puerta o por la valla. Lo que pasa es que por encima de la valla es muy cansado y fugaz, pues me toca estar continuamente dando saltitos para verle un instante y luego volver a caer y a saltar. Y, jo, eso es un rollo. Prefiero que nos veamos en el jardín, y sin correas que nos aten.

Lo que pasa es que mis humanos canallas me sacan muy poco tiempo a la calle y no me da tiempo a jugar lo suficiente. Por eso me toca, a veces, hacer el saltimbanqui sólo para saludar a mis amiguitos.

Qué cruz.



Saludando a Morgan
Saludar a Morgan por encima de la valla es algo cansado.

2.11.04

Meditación

Meditar es muy importante para la salud canina. Contribuye al perfecto equilibrio entre el cuerpo y la mente, y libera de las tensiones agotadoras de la jornada.

Por ello es importante adoptar la postura correcta. No cualquiera sirve, no. No confundir con la posición básica "panza arriba", que es distinta, como lo son sus objetivos (el chantaje emocional canino).

La relajación ha de ser máxima, de forma que todos los esfuerzos se centren en el trabajo mental, que no en el corporal. Por ello, las paticas, que tanto trabajo ejercen durante el resto del día, deben estar totalmente inertes, y apoyar todo el peso sobre el lomito perruno.

Ahí dejo una instantánea. Aunque pudiera parecer otra cosa, ésa es la postura básica de meditación. Podría pensarse que está uno tumbado a la bartola, pero no, está meditando, que es una cosa muy seria.


Postura básica de meditación
La postura básica de meditación