31.3.05

La liga antitabaco

Ni fumar puede ya unoEstamos llegando a unos niveles de represión que pa qué.

Ahora ya no puede uno relajarse en la carnicería mientras espera que le sirvan una buena ración de pollitos listos para zampar.

Algo tenía entendido de que algunos humanos estaban preocupados por el tabaco, y estaban prohibiéndose entre ellos el fumar en sitios públicos. Pero, demonio, que nos lo prohiban también a los perrines...

Nada, que ya ni echar un pitillo puede uno...

30.3.05

El diario de Verdi

VerdiHoy he encontrado por ahí a un colega perruno que también escribe sus aventuras en un diario. Se llama Verdi y vive en Madrid.

Por lo que he podido ver es menos perezoso que yo, pues escribe casi todos los días. A mí me cuesta más ponerme a escribir. No sólo por pereza, también porque el canalla de mi humano es algo rácano, y no todos los días me deja su computadora para que pueda teclear a gusto, pese a que me ha conseguido un teclado perruno y todo.

Pues nada, habrá que leer a diario las aventuras de este colega.

Verdades caninas

Precisamente en el diario de Verdi encontré las supuestas 15 verdades sobre el perro, un texto que, claro está, ha escrito un humano y que, según él, nos describe a los canes a la perfección, pero que no nos deja bien parados del todo.


Algunas cosas son ciertas, sí, pero no atina el humano este a explicar los justos y razonables motivos por los que así ocurre. Vamos, otra manipulación más de los humanos.

Esta es la lista:

01. No importa cuán cómodo sea su rincón, el perro siempre preferirá la cama o el sofá.
02. No necesariamente el que más juega con el perro es el que se encarga de bañarlo, cuidarlo y alimentarlo.
03. Entre todos los calzados de la casa el perro escogerá para jugar y dañar, el del más refunfuñón y cascarrabias.
04. Por mucho pedigrí, ningún perro resiste la tentación de explorar un tinaco.
05. Mientras más bullero sea el perro, menos posibilidades hay de que avise cuando llega un ladrón.
06. Todo perro sabe cuando se ha portado mal, de lo contrario no pondría esos ojos de víctima.
07. Los perros chiquitos no son tan amigables como parecen. ¡Cuidado al acercárseles!
08. Entre más fino es un perro, más cuidados requerirá y más enfermedades raras tendrá.
09. No importa que toda su vida haya comido bolitas, si usted le echa comida con salsa ése será su nuevo platillo favorito.
10. Los perros son celosos. No consienta a uno sin consentir al otro.
11. Los perros no son tontos, saben a quién velar.
12. Todo cachorrito quiere jugar, no importa que el único compañero a mano sea un perro anciano.
13. En cuanto usted termine de bañar a su perro, rápidamente él buscará la manera de ensuciarse.
14. No importa cuántos juguetes usted le compre, el cachorrito siempre preferirá jugar con ropa del tendedero o los muebles de la casa.
15. Los perros se quedan donde les dan comida y cariño. Así muchos han cambiado de casa.

26.3.05

Los perros más higiénicos del mundo

Los perrines de mi barrio, yo incluido, vamos a terminar saliendo en la TV, en esos programas de media tarde donde salen frikis contando sus estravagancias.

Fíjense el cartelito que nos hemos econtrado en una farola del jardín de abajo:

El cartel: 'caso contrario que pongan a sus perros a que hagan sus necesidades en casa'Si he entendido bien, la alternativa que da el humano éste (porque esos disparates sólo se le pueden ocurrir a un humano) es que salgamos de casa con las necesidades ya hechas.

Ya me estoy imaginando a todos los perrines del barrio ensayando en casa el modo de hacer las necesidades en el aseo de los humanos.

Desde luego, si lo conseguimos terminaremos todos saliendo en las televisiones y periódicos de medio mundo: "Los perros de un barrio aprenden a utilizar los asesos de sus humanos", con el subtítulo: "Los más hábiles ya tiran de la cadena y se limpian ellos solitos con papel higiénico".

Están locos estos humanos. Con el trabajo que me costó aprender a no hacer mis necesidades en cualquier parte de la casa ni en las aceras ahora querrán que lo haga en el extraño dispositivo ése que usan los humanos.

Esto no hay quien lo useQue no digo yo que el chisme ése les sea cómodo a ellos, pero lo que es a mí no consigo encontrar el modo de acoplarme en tan incómodo aparato, y eso que probar ya he probado. Pero no hay manera, oye.

Si es que son unos canallas estos humanos. De aquí a las televisiones, a hacer una demostración en directo, ya lo verán.

Nada, que no, que ésto no sé cómo demonios se usa.

25.3.05

Un mal encuentro

El otro día casi me agrede un humano. Sí, sí, como lo oyen. Y ni siquiera era el mío.

Íbamos mi humano y yo a dar un paseo en coche, de esos que me gustan a mí. Como el muy canalla sabe lo mucho que me gustan dichos paseos ni me ata ni nada para ir desde la casa al coche, que está junto a la puerta, pues sabe que no me escaparé, ya que prefiero una vuelta en el coche a vagabundear por ahí escapado.

Justo al salir, mi humano se entretuvo hablando con un vecino, momento que aproveché para acercarme a saludar a un perrín del barrio al que aún no había tenido ocasión de conocer bien, pese a que vive poco más abajo, en la calle de al lado.

Pero resultó que dicho perrín no era precisamente sociable, ni quería ser uno de mis muy más mejores amiguitos ni nada por el estilo. Al contrario, se puso a ladrarme con auténtica mala leche, incluso trató de pegarme y todo, y sólo porque me acerqué a él. Tan mala leche puso que yo me tuve que poner a la defensiva y empecé a ladrarle también. Claro, no me iba a dejar intimidar por un perrín antipático.

Fue entonces cuando el humano del perrajo malasangre éste se puso a ladrarme él también. Sí, sí, ladrar, pues no se puede decir que fuera hablar lo que hacía entonces, y además, mucho más airado aún que su perrín.

Para cuando mi humano se fue a dar cuenta, absorto de espaldas en su otra conversación, ya estaban ese otro humano y su perro encolerizados vivos, diciendo y ladrando de todo. Acudió entonces mi humano y me tomó en brazos, pero el otro humano no paraba de ladrar bien alto cosas muy feas. Con todo el ruido que armaban éste y su perrín, sólo acerté a entenderle algo que repitió muchas veces, sobre que me iba a arrancar la cabeza a patadas o algo así de feo.

Para entonces, mi humano me tenía ya sujeto, a la altura de su cintura, de forma que yo tenía casi a mi alcance la del otro humano. Cuando vi cómo se ponía la cosa de fea lancé una mirada cómplice a mi humano. Sólo tenía que acercarme un poco más al otro humano y así podría pegarle un buen mordisco en sus partes blandas, ahí donde más le duele. Pero mi humano no se enteraba de mi maniobra. Yo lanzaba discretos intendos de mordida, pero no conseguía acertarle, y sólo daba bocados al aire.

Mi canalla parecía no enterarse de nada, pues de la sorpresa seguía todavía con la boca abierta y sin decir nada, mientras el otro tipejo seguía echando espumarajos por la boca.

A todo esto, el otro perrín hasta se había callado y todo, más atento y divertido con las tonterías que decía su humano y con lo absurdo de la situación que pendiente de meterse conmigo.

Al final, como mi humano estaba aún más sorprendido que yo, y no llegó a reaccionar de la pura estupefacción, la cosa no pasó a mayores, y el perrín aquél y yo nos quedamos mirando entre extrañados y preocupados. Le dije con la mirada: "están locos estos humanos, ¿al tuyo de qué cuadra lo has sacado?", porque estaba claro que no era de otro sitio de donde procedía el malhumorado y malasangre humano ése.

Fíjense la que se armó porque me acerqué pacíficamente a saludar a mi vecino. No quiero ni pensar qué hubiera pasado si en la disputa consigo acertarle a ese humano una buena mordida en sus partes blandas.

Qué falta de talante...

23.3.05

Momentos peludos

Como quien no quiere la cosa ya llevamos una buena tempora de aventuras peludas. Algunos de vds. se incorporaron recientemente y es posible que se perdieran los primeros comentarios.
Ahí les dejo una recopilación de algunas de mis peripecias:
  • Cuando adoptamos a Peludo - La adopción. Lo pasé mal cuando me abandonaron, pero adopté a unos humanos y consegí engañarlos para que se pensaran que me habían adoptado ellos a mí.
  • Chantaje emocional canino. Uno ya sabe que tumbándose panza arriba y dando lástima se consigue casi todo.
  • Peludo me espía - Orgullo canino. He descubierto que los cánidos podemos detectar el cáncer en los humanos, así que al mío lo tengo bien vigilado para que no le pase nada.
  • La delación. Para una vez que soy bueno y anticipo la ruta del paseo ante mi humana, mi humano va y se enfada porque me paro en el sitio ése donde para siempre a beber.
  • Acosado. Trajeron un nuevo animalito a casa que me acosa. Hace mucho ruido y se dedica a comer aire.
  • La tentación. Lo ví allí y no me pude resistir. Me encanta el bocata de pavo.
  • Loción corporal I y II. A veces me gusta impregnarme de la loción corporal que encuentro por ahí en mis escapadas, pero mis humanos prefieren ponerme Chanel nº 4, que es Chanel pero barato.
  • Podofilia. Una extraña enfermedad que contraje de extraño nombre y extraños síntomas.
  • No me moverán. Bajo la cama de mis humanos me atrincheré para evitar que me echaran a la calle.
  • Correr y volar. A punto estuve de cazar yo solito un pollito vivo para la cena, pero no pudo ser.
  • Ola de frío I y II. A mi humano le dió por ponerme gorro y bufanda cuando la ola de frío.
  • Perro objeto. Mi humano trató de aprovecharse de mí y hacerme que le trajera el periódico. Pues sí, lo lleva claro.
  • CSI canino. La brigada criminalística empleó sus técnicas de detección de pruebas en mi contra, pero yo era inocente.
  • El telecomando. Me dejaron sólo en casa y hacía frío, así que puse en marcha la calefacción.
  • Me han atacado I y II - Estamos salvados... Una peligrosa jauría tiene el barrio amenazado. El Gabi es su jefe, y es el más peligroso de todos.
  • Peludo Futbolista. Descubrí el apasionante mundo del fúbol, y entonces quise ser como Beckham. Lo pensé mejor y luego quise ser como Ronaldinho. Finalmente, por un lamentable accidente tuve que suspender el torneo de fútbol-can que iba a organizar en el barrio, aunque los papparazzi no me dejaban tranquilo.
  • Psicología humana. Tuve que ingeniármelas para vaciar mi plato sin comerme la bazofia que me habían dado.
  • Lo llevan claro - Pereza. No hay nada mejor los días de lluvia y frío que quedarse bien tumbado en la mantica de uno. Que se mojen otros.
  • Nochevieja peluda. Celebré el fin de año con una extraña indumentaria y un pequeño lapsus de memoria.
  • Rappel canino. Mi humano me ató y lanzó por encima de la valla de la casa, con gran peligro para mi integridad física.
  • Velocidad. Es fantástico pasear en coche con la cabeza fuera de la ventanilla. Guuuuaauuuu.
  • La bolsa de la basura. Un día me puse poético y me salió una oda a la bolsa de la basura. Cuando ella se mueve, yo me alegro, pues es la hora de mi paseo.
  • A pata suelta - El escondite. Les cuento el truco que utilizo para colarme en la cama sin que se enteren mis humanos.
  • Como un reloj - Tengo que estar en todo. Si no fuera por mi labor de vigilancia y que estoy en todo mis humanos no serían nadie.
  • Dormitar. Cuando el sueño te atrapa no hay forma de resistirse.
Vds. también pueden decirnos cuál es su historia favorita.

22.3.05

Album fotográfico. Peludo Top Model

Imágenes de Peludo Top ModelLes he preparado una recopilación de algunas de las fotos en las que aparezco posando, aprovechando mi palmito para lucir cualquier ropa o complemento, por horrible que sea, y mi buena presencia (modesto que es uno).

La he denominado Peludo Top Model

15.3.05

Maniobra envolvente

Me estoy aficionando a jugar a las peleas con Leo, que es como finalmente se llama mi primo.

Es pequeñajo, pero no se crean que por eso indefenso y pasivo. No, hay que poner todo el empeño y concentración para poder ganarle en el juego de las peleas.

El tío puñetero, cuando ve que le tengo cierta ventaja, se escabulle bajo el sofá, donde yo no puedo llegar, y luego, a traición, aparece por el lugar más insospechado y se me lanza encima.

Como adivinarán, el objetivo último del juego es conseguir dominar al otro. La posición perfecta para ello es aquella en la que uno consigue colocarse totalmente encima del otro, dejándolo atrapado e inmovilizado entre nuestras cuatro paticas.

Así lo tenía yo, prácticamente derrotado, cuando, de repente, hizo un extraño movimiento, un giro repentino y, cuando me fuí a dar cuenta, me encontré rodando por el suelo y a Leo haciéndome una maniobra envolvente con la que me sorprendió y consiguió pasarme por encima.

Tendré que estar más concentrado la próxima vez para que no me vuelva a ganar, que este pequeñajo aprende rápido, y uno tiene una reputación que mantener.


Ahí es cuando me hizo la envonvelte
Leo consiguió hacerme la envolvente por sorpresa

11.3.05

Rememoranzas de la vida callejera

Ayer volví a ser, durante un rato, un perrín callejero otra vez.

En la casa de mis humanos estuvieron ayer pululando unos humanos muy raros, que se dedicaron todo el tiempo a dar molestos golpes, y claro, no hay quien viva así todo el día. Yo les ladraba con toda la fuerza que podía que dejaran de molestar con esos ruidos. Pero ni caso.

Por si fuera poco, mis humanos canallas llegaron a dejarme sólo con esos tipos. Por un momento llegué a temer que me fueran a dar el cambiazo, cosa que tampoco me apetecía demasiado, pues mis humanos, aunque canallas, no son tan ruidosos.

Más tarde, los humanos ésos molestos también se fueron, momento que aproveché para escabullirme entre sus piernas y salir corriendo de casa bien rápido.

Hacía tiempo que no conseguía escaparme por ahí yo sólo. Fue excitante poder volver a corretear por ahí sin un humano que le lleve a uno atado, o aunque sea suelto pero continuamente dándo órdenes: "Peludo, ven aquí!", "¡Por aquí, por aquí!", "¡Vamos!", "¡Espera!". Uff, estaba harto.

Así que me dí unas cuantas vueltas por el barrio, por las huertas de arriba, y saludé a un par de perrines muy más amiguitos míos que ví por allí. Pero claro, al final me empecé a aburrir, y me entró hambre y querencia de mimos.

Fue entonces cuando recordé aquellos malos ratos que pasé cuando me abandonaron: el hambre, la sed, el frío, el desprecio, la intranquilidad de vagar por ahí... Uff, no, otra vez no.

Así que volví de nuevo a casa. Lo malo es que aquello estaba cerrado y allí no había nadie. Y ahí me tuve que colocar, sentadito en la puerta de casa, que más parecía un portero que otra cosa.

El tiempo pasaba y allí no venía nadie. A ver si iba a resultar que entre todos habían maquinado una nueva estratagema para volver a abandonarme. Estaba ya muy preocupado. Se hizo de noche, empezó a hacer frío. Hummm, mal rollo, eso ya me sonaba a mí. Abandono otra vez.

En estas cábalas estaba cuando le llegó a mi poderoso hocico un olor familiar. Sin darme cuenta ya estaba mi rabito moviéndose frenético y yo dando saltitos. Ahí venía mi humano.

Tal alegría me dió que salí corriendo hacia él y, cuando estaba a un par de metros, salté sobre él con todas mis fuerzas, tanto que, aunque caí sobre sus brazos como yo pretendía, del impulso nos fuimos a dar los dos en el suelo, momento que aproveché para lametearle la cara bien lamida.

Serán unos canallas, pero mira, son los míos.

7.3.05

Bailar pegados

Uno de mis juegos favoritos se llama "bailar pegados".

Este juego se suele complementar con el de "quién me pone la pata encima", que también me gusta mucho, y con el de la "solomía" (o como se diga), que ya no me gusta tanto, y en el que hay que estar pendiente de no descuidar la retaguardia, por si acaso, dependiendo de con quién se realice el juego.

Hace falta gran coordinación canina en las paticas traseras, sentido del ritmo y del equilibrio.

No se vayan vds. a creer que es fácil, no.

Este juego se juega mejor con música, a ser posible un tempo medio.

En fin, les dejo, que tengo mi carné de baile a rebosar de compromisos


El juego de bailar pegados
Este es el juego de "bailar pegados"

3.3.05

Mi nuevo teclado

Mi humano a veces me sorprende.

Bueno, suele sorprenderme, pero negativamente. Pero hoy se ha portado. Me ha dado un nuevo teclado. Y es un teclado canómico, que viene a ser como un teclado ergonómico, pero para perrines.

Es que no se figuran vds. lo complicado que es para un perrín con las paticas tan bien almohadilladas como las mías escribir con un teclado para humanos, con esas teclas tan chiquitajas.

No vean lo bien que voy a poder escribir a partir de ahora.


Mi nuevo teclado
Fíjense que delicia de teclado. ¡¡Es canómico!!

2.3.05

Toi celerao

Estoy acelerado.

Estoy nervioso, inquieto. No puedo parar, no puedo estar quieto. Quiero correr, saltar, ladrar, jugar. Hago todo ello, y aún quiero más.

Me muerdo la cola girando sobre mi mismo, corro yo sólo a toda velocidad de una punta a otra de la casa. Me subo y bajo continuamente a los muebles y sillas.

Hoy me dejaron de nuevo con la casa enterita para mí sólo. Y claro, como no puedo vigilar lo que pasa por el barrio como hago cuando estoy en la terracilla, pues me aburro. Entonces me tengo que fabricar mis propios entretenimientos. Hoy he estado jugando con las cosas que los humanos se dejan sobre la mesa donde comen. Pero ahora me siento raro.

Los ojos los tengo abiertos como platos. El corazón me late deprisa. Siento necesidad de moverme continuamente. No puedo estar quieto. Me siento lleno de energía, capaz de cualquier cosa.

Y no he parado en toda la mañana. Lo que no sé es cómo llegué a parar hasta aquí.

Por cierto, ¿alguien podría ayudarme a bajar de la lámpara del techo?


Hoy jugué con cosas de mis humanos
Hoy jugué con lo que mis humanos dejaron sobre la mesa