Los canallas de mis humanos han traído un nuevo animalito a casa. Es muy raro, tiene una extraña trompa, un cuello muuuuuy largo y un rabito muy muy fino y muy largo. Bueno, a veces es largo y otras parece que lo esconde enterito.
Y oler, lo que se dice oler, no huele a ningún animalito de los que yo conozco. Más bien parece oler a chamuscado. Eso sí, le encanta chupetear el suelo hasta dejarlo reluciente. El muy guarro...
Lo más raro de todo es la forma que tiene de ladrar. Tiene un ladrido de lo más ruidoso y desagradable que había oído nunca.
Lo peor no es tener que compartir casa con él, e incluso que le hagan caso. No. Lo peor es que me acosa.
Sí, ayer estaba yo tranquilamente meditando, cuando se despertó el bicho éste y se puso a hacer esos horribles ruidos que hace. Se acercó a mí... ¡Y me mordió!. Sí, en todo el lomo. Aunque fue un mordisco extraño, pues su trompa se quedó totalmente pegada a mí y como si quisiera engullirme, succionándome vivo.
¡Qué susto! Y que mal rato pasé. Menos mal que el animalejo éste se pasa casi todo el tiempo durmiendo y sólo se despierta cada varios días.
Miren, miren como me acosa el animalejo éste.
3 comentarios:
hay peores, mi guapón. Aqui en casa tenemos além deste tuyo, que siempre nos viene arriba, com sus chupones, otro que debe ser un primito, yo que sé, que hace la cosa al contrário: me hace viento en la cara. Mis amos lo nombrean " secador de pelos", pero a mi lo que me parece és un assoplador de caras. Que vida, che, tenemos nosotros! Hay que convivir con cada uno...!
de tu admiradora paulista. Pestiña
www.gardenal.org/checaribe/
Soy otra vez Pipa. Si hijo, si, mis jefas también tienen eso, el monstruo, pero nada, yo a ladrar y avisarlas, pero nada, puto caso, y eso que ya se le nota de lejos que es un bicho malo......
Duende
unos días sin venir y hay que ver que mal camino llevan esos canallas. Ten cuidado que un amigo mio le mordió el rabito ese delgado y aun no consiguió que se le bajaran los pelos del lomo.. parece un indio "tamajara" con cresta, y encima se quemó el hocico.
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