31.12.04

El telecomando

Imagino que sabrán que por aquí estamos con mucho frío. Por eso ahora paso largo tiempo dentro de la casa grande, pues afuera hace frío. Soy peludo, pero no tanto como para no preferir el calorcito de dentro que el frío de afuera.

Por eso, ayer, cuando mi humano se fué por ahí de juerga, prefirió dejarme dentro de casa que en la terracilla, ésa desde la que me gusta a mi vigilar el vecindario.

Pese a todo, dentro de la casa también hacía frío. Como ví que mi humano estaba tardando mucho tuve que tomar yo la iniciativa y poner en marcha la máquina de hacer aire calentito, que casualmente está justo encima de mi camica.

No vean vds. la cara que puso mi humano cuando llegó a casa y se la encontró ya calentita. Pareció sorprenderse. Quizás, el muy egoístico se había pensado que los perrines no pasamos frío también. Pues sí. Además, como parecía traer mucho frío en el cuerpo se puso contento y todo.

Tal vez de lo que se sorprendió es de que fuera yo solito el que pusiera en marcha el chisme ése. No le sorprende que pueda escribir mi diario y le sorprende que pueda poner el aire caliente. Cuando yo digo que es algo tontico...

Eso sí, ya puestos, puse en marcha también el sistema ionizador ése, pues le oí yo al humano que vino a poner la cosa ésa del aire que lo de los iones hace que el aire sea más sano y se parezca más al de los bosques y campos. Y claro, ya puestos, pues le dí también al ionizador.

Todavía me mira con cara rara a mí y al aparato, preguntándose cómo pude hacerlo. Pues está claro, como se hace siempre: pulsando el telecomando ése con la patica.

Y porque al fin llegó, que yo ya estaba bastante aburrido de estar sólo y estaba empezando a practicar con el equipo de música, que a los perrines también nos gusta la música. Si me deja un ratico más me monto la fiesta yo sólo.


Sólo hay que darle al  botón con la patica
Sólo tengo que darle al telecomando con la patica para tener la casa calentita

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz año nuevo!!!! perro genial, que sigas alegrandonos los días con tus historias