Yo lo que hago es enterarme de todo lo que pasa en el barrio, ya que, con la vida solitaria que me obligan a llevar por las mañanas, ése es casi mi único entretenimiento.
Sé a qué hora viene el panadero, a qué hora salen a pasear mis colegas del barrio, dónde vive cada cual. Y me gusta que todo esté perfectamente sincronizado. Por eso vigilo cada día, para comprobar que todo va según su orden establecido.
Así, no me resulta difícil darme cuenta de cuándo mis humanos se han quedado dormidos y no me sacan de paseo. Es muy fácil: primero sale el Morgan, luego Xena, justo después me toca a mí, y a continuación, mi novia Carta y mi vecina Luna.
Como comprenderán, cuando veo salir a pasear a Carta me pongo muy nervioso. Primero porque, claro, es mi novia, y segundo porque eso quiere decir que a mí me deberían haber sacado ya y no lo han hecho.
En esos casos ya me encargo yo de dejar muy claro que ya me toca. Como siempre, llamo a la pueta con mis paticas "toc, toc, toc", y así hasta que se despiertan y me abren la puerta.
Menudo soy yo con eso...
Ellos, mientras, que sigan pensando que soy un eficiente perro guardián.
Vigilando. No se me escapa un acontecimiento en el barrio.
1 comentario:
sigue asi, perrito. Como decimos ( yo digo, pestinã ladra) aqui: el precio de la libertad és la eterna vigilancia...
Besitos
maray de Checaribe
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