De vuelta

Al fin han vuelto el canalla y mi linda humana de sus vacaciones. Claro, "sus" vacaciones. ¿Y yo qué?. ¿Acaso yo no tengo derecho a irme también?.

Lo peor de todo es la excusa barata que han puesto para no llevarme. Dicen que iban muy lejos, que en los aviones no aceptan perrines (primera mentira), que es difícil encontrar hoteles que acepten perros (será dificil, pero yo me conformaba con una cama pequeña, poca cosa) y que cómo iban a ir conmigo por ahí todo el rato (pues andando, cómo si no...).

En fin, el caso es que a mí me dejaron con la abuela y el Leo, y al Cano lo llevaron a una residencia canina.

Leo y yo nos hinchamos a jugar a las peleas, e incluso encontramos la manera de escaparnos a través de la cerca de la huerta y nos fuimos de marcha un par de veces.

Además, como saben, si no es para dormir en la habitación de mis humanos, yo prefiero dormir al aire libre, sobre todo ahora que hace buen tiempo por las noches. Por eso aprendí a escabullilrme de la abuela cuando intentaba meternos a dormir al Leo y a mí en la cochera que hay dentro de casa.

Descubrí que si me subía al tejado, a través de la terraza, allí no me echaría nunca el guante. Y eso hice durante durante un par de noches. Pero claro, la tercera noche se puso a llover y eso sí que no me hizo ninguna gracia. Por eso bajé corriendo a llamar a la puerta para decirle a la abuela que bueno, que no se está tan mal en la cochera.

El Cano es el que parece que ha hecho un montón de nuevos amiguitos en su hotel canino. Me cuenta que está muy chulo, pero que están de mudanzas y a partir de ahora estarán en sitio más nuevo y más mejor. Por las tardes salían de paseo en pequeños grupitos. Él se hizo muy amiguito de un par de perrinas, que además dice que estaban de muy buen ver.

Ahí les dejo un par de fotos que me pasó el Cano:

Ahí está el Cano inspeccionando el hotelito


Despidiéndose con la patica...