Afuera a uno se le congela hasta el pipí antes de caer, y en el césped de los jardines, mojado por la cosa esa que de madrugada hace pipí de agua a chorros y hacia arriba, aparecen cosas como de cristal. Pero es un cristal muy raro. Cuando lo mordisqueas está duro y frío como el corazón de los malnacidos que me abandonaron, pero cuando lo chupeteas un rato ¡¡¡se convierte en agua!!!. Qué cosas más raras...
Pues eso, que mejor se está aquí acurrucado a mi humano, que es el mejor calentador que existe, especialmente si, como el mío, es fofinho tirando a gordelio.
Anda que tengo ganas de salir afuera a congelarme. Pues sí...
1 comentario:
Te quejarás de lo mal que te tratan, eh perillán!
Publicar un comentario