Donde come uno comen dos

Pues sí, Verdi tenía razón. Aplicando el teorema ése que dice "donde come uno comen dos" acabo de verme, de sopetón y sin previo aviso, con que mi hermanito Cano se va a quedar con nosotros a pasar la noche.

Lo que pasa es que no tiene pinta de que mañana se vaya a marchar. No. Parece que la cosa es definitiva.

Que no digo yo que esté enfurruñado que, bueno, algo sí lo estoy, ni que esté pelín celoso, que lo estoy. Pero vamos, que digo yo que me lo podrían haber consultado antes ¿no?. ¿Acaso mi opinión no cuenta en esta casa?. Claro, como soy un simple chucho mi ladrido tiene el mismo efecto que predicar en el desierto, por un oído les entra y por el otro les sale.

Pero si a mí el Cano me cae muy bien. Hicimos muy buenas migas cuando nos conocimos, nos caímos de maravilla y hasta jugamos un poco a las carreras mientras nos acompañaba en los paseos. Y hasta entiendo que es de la familia, porque es que somos igualitos y su olor me llama a la cosa familiar, pero lo que me duele es que ni me hayan preguntado.

¿Quién será ahora el primero en recibir los mimos por las mañanas? .
Teniendo en cuenta que sólo hay una casica ¿seguirá siendo mía? .
¿Tendré ahora la mitad de comida? .

No sé, no sé. Además, imagino que después se animará más, pero de momento es algo rollo, porque apenas se puede jugar con él, que está muertecico vivo de miedo y todo le asusta.

Lo de jugar a las peleas parece como que no lo entiende, se ve que últimamente ha tenido demasiadas peleas de verdad y maldita la gracia que le ve al jueguecito dichoso.

Además, al tío hasta le da por chupar cámara y yo empiezo a quedarme en segundo plano.

Bueno, me voy a mi camica a ver si se me pasa algo el enfurruñamiento.

Me estoy quedando en segundo plano