Sólo una catástrofe así puede explicar que los perrines del barrio estén sufriendo unas mutaciones tremendas y, además de tener ahora un aspecto espantoso, se han convertido en terroríficos gigantes. Por si fuera poca su desgracia, a unos enloquecidos humanos les ha dado por subírseles encima y hacer la mar de cosas extrañas sobre ellos.
Y claro, a mí me asustan vivo cuando los veo pasar por delante. Madre mía, sólo de pensar en el gordelio del canalla subiéndoseme encima me duele el lomito una barbaridad. Uff, espero que no me pase a mí lo mismo que a estos perrines.
Estos perros mutantes no tienen dedos en las paticas, sólo una especie de cazo del revés al que le han puesto unos extraños zapatos. Además, el cuello les ha crecido una barbaridad. No sé bien porqué, pero a esta variedad de perrines mutantes les llaman caballos.
Los perros mutantes del barrio me asustaron vivo
2 comentarios:
cuidado, tú puedes ser el próximo en mutaaaaaaarrr... bailaaaaarrrr!!!
joer, machiño, yo me muero si veo algo asi!
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