16.5.05

Sordera canina

Decían mis humanos canallas que yo era un quejica, porque cuando me acariciaban en las orejinas me quejaba, y que nunca habían visto un perro que se quejara por eso.

Los muy tonticos han tardado un año (sí, ya llevamos juntos algo más de un año) en darse cuenta de que el dolor ese no era en las dos orejinas, sino sólo en la izquierda. Claro, ellos no se fijan en esos detalles, como yo soy sólo un perro...

Y es que a veces me dolía mucho, mucho, y con sólo rozarme. Yo imaginaba que algo no debía ir bien por ahí adentro, pero ellos, que para eso van de listos por la vida, debían haberse dado cuenta mucho antes.

El caso es que el otro día me llevaron a casa de la humana mala de verde. Mientras me toqueteaba la oreja yo callaba, por supuesto, pues aunque me hacía daño, presentía que como me quejara iba a ser aún peor, como así fue.

No conforme con sobetearme la oreja, y frustrada al ver que yo callaba, me metió un chisme por el oído con el que me hizo mucho daño. Y claro, ahí ya no puede aguantar más y me quejé a grito perdido. Entonces, en lugar de parar, me metió otra cosa con la que me hizo más daño aún.

Ya convencido que lo que quería era matarme vivo y desorejarme allí mismo, me fuí orillando en la mesa. Me apalanqué todo lo que pude a mi humano, a ver si se apiadaba de mí y me sacaba de allí, mientras lloraba como un cachorro y temblaba vivo. No, no se rían, que a mí no me hacía ninguna gracia.

¿Y se piensan que el canalla me sacó de allí? Pues no. Me acarició y me dijo palabras tiernas, sí, pero todo era un truco para confiarme, ya que me agarró fuerte mientras la otra volvía a meterme aquella terrible cosa.

Ahora me duele un montón el oído, y todos los días me echan unas gotas que me escuecen una barbaridad. Nada más ver aparecer el frasquito salgo que me las pelo, sólo de pensar en lo que me espera. La verdad es que hoy parece que me duele menos, pero doler me sigue doliento un montón. Son unos torturadores natos estos humanos. Imagino que las gotas son para que no se me quite el dolor de golpe, no sea que me vaya a acostumbrar a no sufrir.

Lo curioso es que desde entonces, aunque me duele todo el rato la oreja, y no sólo cuando me acarician, a ratos oigo algo mejor, y así puedo saber un poco antes cuando llega el canalla para recibirle dando saltos y haciendo esas cosas que hay que hacer para que se piensen que los queremos mucho y los echamos de menos (ya saben, hay que hacer la pelota para que nos den de comer buenos pollinos).

En fin, aunque no recuerdo bien cómo lo hicieron, pues tengo una pequeña laguna de memoria, el caso es que, cuando desperté, miren lo que encontré junto a mí (además de un buen montón de cera).

Creo que eso estaba dentro. Una espiga creo recordar que dijo la mujer mala de verde que se llamaba esa asquerosa cosa.

Y todavía querían que no me doliera. Los muy canallas...


Un pedazo de espiga tenía
Miren el pedazo de espiga que tenía en mi orejina

3 comentarios:

Ylze dijo...

Pobre Peludo! Esa espiga debe haber dolido mucho. Saludos!

Anónimo dijo...

Pobre!!!!! mira que tenía que doler eso, pero por 2ª vez tu canalla solo quiere que se te cure, así que deja que te ponga esas gotas y pronto oirás la llegada de Leo desde lejísimos, así nunca te pillará desprevenido. Una rascada en la oreja buena

Unknown dijo...

peludo colega ponte bueno, después de sacarte lo que te han sacado de la oreja no me extraña
en unos dias estaras bueno, seguro , cuidate colega